Si no dan nada en la tele, claro. Yin Yang Yin: femenino.
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Lo referido a la imaginación, sentimientos… entre ellos, importantísimo, ser una buena o mala persona. Intuición, videncia, magia.
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Placer, diversiones, juegos, sentido del humor. Lo relativo al inconsciente, lo interior: sueños, esperanzas, temores. Adaptación, tolerancia, asimilación, flexibilidad. Pasividad, que no significa inercia: hay movimiento en lo Yin, pues lo suyo es vivir… y dejar vivir. Las palabras.
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No le gusta mandar ni que lo manden. Sentimientos religiosos. La luna, la noche, la oscuridad, el silencio, el frío. Integración, fusión. Sumar, multiplicar. Y si no consigue nada… otra característica: paciencia y hasta resignación, como el aguaq se aqmolda al recipiente del que no puede escapar. Sin especiales ambiciones. Ejemplo extremo: hippis. Perder tiempo, dispersión.
Buscarse problemas, comer vidrio. Rendirse antes de tiempo, resignarse cuando no debería. Yang: masculino. Lógica, racionalidad. Ley y orden. Gobierno, organización, planificación, responsabilidad, dominio, el poder nos faltan palabras precisas: el poder sobre la gente y el poder hacer cosas. Fuerza de voluntad. Rigidez que me decía una colega que a veces hace falta. Espíritu de competencia, triunfos sociales. Modificación de la realidad en lugar de adaptarse a ella. La realidad medible y pesable. Concentración en un objetivo, especialización.
Jerarquías, estructuras, protocolo. Acción ejecutiva. El sol, el calor, la luz, el día. Restar, dividir. Ejemplos extremos: lo militar. Disciplina a ultranza, etc. No es que sea todo malo sino eso, desequilibrado: los militares que derrotaron a Hitler fueron necesarios. La ciencia. Kant, con sus tesis triunfantes de racionalidad extrema. Claro que el triunfo de una posición extrema implica su destrucción.
Si es posible legalmente, mejor.
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Pero el truco funciona y lo tienen claro: para que la economía de un país vaya maravillosamente hacen falta dos elementos: que las compañías ganen mucho o muchísimo sube la bolsa, aumenta el PIB, etc. Y todos felices mientras den Gran Hermano o algo así. Yang, obvio, es otra cosa, lo contrario.
Como todas las industrias, sí. Pero de eso hablamos, de por lo menos el intento de equilibrio. El triunfo de lo puramente Yang es efímero. Tal vez estemos aprendiendo algo, no desesperemos. Y, en términos personales, el placer, el arte, los sentimientos, etc. Eso, como mínimo. Dicen algunos que dicen saber que los Bastos y las Espadas son Yang y las Copas y los Oros, Yin, pero no me convence: digo aquí —y ya me extenderé- que no entiendo porqué esto de los Oros, la realidad medible y pesable, consta como Yin. Yo los considero Yang. O sea, para mí —y reconociendo aspectos discutibles- es: Bastos y Copas, Yin.
Espadas y Oros, Yang. Y por cierto: afortunadamente el perfecto equilibrio Yin Yang no existe. Por eso creo que hay un error en la figura que lo simboliza, pues si midiéramos las superficies, constataríamos que son iguales. Y no debe ser así. Lo deseable es un equilibrio… aproximado.
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Por lo dicho no me convencen esos monjes budistas que desean ardientemente el perfecto equilibrio, la impasibilidad en toda circunstancia. Bueno: van y se proponen no desear nada. Claro que los tibetanos no monjes de la época pre-china también madrugaban para sembrar algo, y también ayunaban pues comida había poca, y encima no sabían hasta cuando debían ayunar, que no tenían gongs de oro para avisarles del desayuno. Por cierto, y ya puestos en el repaso: vienen colegas de la India fascinados por la espiritualidad reinante. Y que me digan qué piensan de la presión para que las viudas se incineren junto al marido muerto, dejando la herencia para el reparto familiar.
Y, en porcentaje inestimable, las viudas que se niegan a suicidarse sufren después accidentes que la policía no investiga. Que como millones de niñas se casan a los doce o trece años con hombres de treinta o cuarenta, hay millones de viudas en la miseria, rechazadas por no haberse incinerado. Listos que son. Que no, que no me convencen tampoco. Ni hacen el servicio militar. De los cristianos católicos o protestantes ya escribí un libro, ese de la Biblia.
Claro que no sé qué tiene que ver Dios o los dioses con toda esta gente. Retomando el hilo: un poco de equilibrio y ya es mucho. Aunque sea un poco de voluntad para ser medianamente equilibrados. O sea: cada maestrito con su librito y hagan lo que les parezca en este asunto.
Lo que sigue es una sugerencia modificable, claro. Conviene anotar en un cuaderno y fechando lo que se pregunta y la respuesta, añadiendo las observaciones. Es preferible —no por magia sino para que sienta engañosamente o no que tiene mayor control- que las cartas las mezcle como se le de la gana el consultante, que corte o no.
Para cada cuestión, en principio, una carta. Analizamos, respondemos, tratamos el asunto, anotamos… y que las vuelva a meter en el mazo y volver a mezclar.
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De esta forma, volviéndolas al mazo, siempre utilizaremos el total del potencial. Ojo a esta carta. Incidencias, sucesos importantes. Ojo: sin ninguna garantía. Ya daré explicaciones, el ejemplo del helicóptero. En unas pocas, imposible. Si no nos gusta el asunto, el futuro, en parte, a veces, podemos modificarlo… haciendo algo, con mayor o menor esfuerzo.
Y asumamos que algunas cosas, hagamos lo que hagamos, no podremos modificar, tal vez porque no nos convenga hacerlo, aunque no nos cause gracia. La Rueda de la Fortuna, La Torre, nos anuncian situaciones futuras inevitables. Cuidado, que no siempre sus advertencias llegan a tiempo o son oídas con la claridad que nos gustaría.
Y en otros casos Aunque creo que se equivocaba. Los Por Qué son cosa de los niños de cuatro años y de algunos filósofos. Pero es que desde hace relativamente pocos años que podemos meter nuestras narices en el mundo atómico, el micro mundo. Unos fenómenos influyen en otros. A nivel profundo, no se pueden explicar unos sin la relación con los otros.